miércoles, 20 de junio de 2018

EL ARTE DE LA VIDA



EL ARTE DE LA VIDA



Me duelen las tripas. Quizá es verdad lo que me decía mi madre. ¿Qué es más para mí en este momento? ¿Mi tripa o mi arte? Falso dilema.

En el fondo de mi corazón lo sé: lo más útil es seguir dibujando. De ese modo puedo evadirme de las pesadillas de mis compañeras de barco, de este modo consigo nadar por encima de esas olas que tanto miedo me daban. Me asomo y veo el mundo de otra manera.

Los artistas mienten, dice la gente. Los artistas no mienten, pero van más allá. Mirarían a través de la cubierta de este barco repleto de gente y a punto de hundirse. Verían las crestas de las olas y observarían hacia dónde se dirige el viento. De este modo los artistas nos permiten soñar sin despegar los pies del suelo.

Sin dejar de denunciar que el barco se hunde.

No se trata de la orquesta del Titanic.

Se trata de que yo, Samira, también artista, llevo diez días con diarrea y vómitos. Se trata de que ya no puedo más, ya no aguanto más. Y es por eso, porque estoy viva, que canto y dibujo olas de mar.

Sé que a muchas personas podría tranquilizarlas que yo no estuviese viva. Incluso que no estuviese viva ninguna artista. La vida es, sin embargo, así.

Es como las olas de mar: nos golpea en la cara y nos dice “¡despierta!” La vida y el arte son lo mismo, la misma cosa.

La vida está ahí exigiéndote respuesta. El arte te interpela y no te deja quedarte sentada. Igual que no puedes dejar de mojarte con las olas que pasan sobre ti no puedes ignorar la vida. No puedes ser siempre indiferente a lo diferente, a la belleza. No eternamente.

Sé también que muchas nos atacarán por lo mismo: por estar vivas. La muerte es el final del conflicto. La muerte produce teoría muerta: ¿por qué les pasaría esto? ¡Pobres! Ya pueden descansar.

La vida produce teoría y acción vivas: ¿quién tiene un espacio disponible? ¿Qué necesitas? ¿Qué problemas tienes? ¿Qué idioma hablas? ¿Cómo lo hacemos?

El conflicto forma parte de la vida y del arte. Quien no desee el reto, el conflicto, el atreverse, la búsqueda constante de una vida mejor, y más vivible, para todo el planeta no quiere realmente a la vida. Si no es así ama una ilusión: la ilusión de vivir de forma aislada sin dejar afectarse por los demás. Esa ilusión se mantiene un tiempo...después nos llegarán las olas y nos empaparán.

Llegarán las olas seguidas de los barcos que os golpearán en la cara y gritarán: “¡despertad!”

Esto es la vida, ni es fácil ni es horrible, pero está ahí exigiendo que me demuestres que también vives.

Exige que me demuestres que estás alerta a las olas del mar, a los cabeceos del barco, a las soluciones que van apareciendo, a los problemas y retos que pueden acontecer. No te dejas llevar por las olas, remas, remas y remas. No siempre a contra-corriente, pero sí si no hay más remedio. Eso es estar viva.

Y como declaro que estoy viva canto y dibujo igual que dibujaba sobre la arena de la playa cuando era pequeña. Parecía algo inútil pero hoy me libra de las pesadillas y me hace poder crear.

Al crear creamos un mundo posible, con las vidas que quieran unirse, en el puerto donde atraquemos.






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