EL ARTE DE LA
VIDA
Me
duelen las tripas. Quizá es verdad lo que me decía mi madre. ¿Qué
es más para mí en este momento? ¿Mi tripa o mi arte? Falso dilema.
En
el fondo de mi corazón lo sé: lo más útil es seguir dibujando. De
ese modo puedo evadirme de las pesadillas de mis compañeras de
barco, de este modo consigo nadar por encima de esas olas que tanto
miedo me daban. Me asomo y veo el mundo de otra manera.
Los
artistas mienten, dice la gente. Los artistas no mienten, pero van
más allá. Mirarían a través de la cubierta de este barco repleto
de gente y a punto de hundirse. Verían las crestas de las olas y
observarían hacia dónde se dirige el viento. De este modo los
artistas nos permiten soñar sin despegar los pies del suelo.
Sin
dejar de denunciar que el barco se hunde.
No
se trata de la orquesta del Titanic.
Se
trata de que yo, Samira, también artista, llevo diez días con
diarrea y vómitos. Se trata de que ya no puedo más, ya no aguanto
más. Y es por eso, porque estoy viva, que canto y dibujo olas de
mar.
Sé
que a muchas personas podría tranquilizarlas que yo no estuviese
viva. Incluso que no estuviese viva ninguna artista. La vida es, sin
embargo, así.
Es
como las olas de mar: nos golpea en la cara y nos dice “¡despierta!”
La vida y el arte son lo mismo, la misma cosa.
La
vida está ahí exigiéndote respuesta. El arte te interpela y no te
deja quedarte sentada. Igual que no puedes dejar de mojarte con las
olas que pasan sobre ti no puedes ignorar la vida. No puedes ser
siempre indiferente a lo diferente, a la belleza. No eternamente.
Sé
también que muchas nos atacarán por lo mismo: por estar vivas. La
muerte es el final del conflicto. La muerte produce teoría muerta:
¿por qué les pasaría esto? ¡Pobres! Ya pueden descansar.
La
vida produce teoría y acción vivas: ¿quién tiene un espacio
disponible? ¿Qué necesitas? ¿Qué problemas tienes? ¿Qué idioma
hablas? ¿Cómo lo hacemos?
El
conflicto forma parte de la vida y del arte. Quien no desee el reto,
el conflicto, el atreverse, la búsqueda constante de una vida mejor,
y más vivible, para todo el planeta no quiere realmente a la vida.
Si no es así ama una ilusión: la ilusión de vivir de forma aislada
sin dejar afectarse por los demás. Esa ilusión se mantiene un
tiempo...después nos llegarán las olas y nos empaparán.
Llegarán
las olas seguidas de los barcos que os golpearán en la cara y
gritarán: “¡despertad!”
Esto
es la vida, ni es fácil ni es horrible, pero está ahí exigiendo
que me demuestres que también vives.
Exige
que me demuestres que estás alerta a las olas del mar, a los
cabeceos del barco, a las soluciones que van apareciendo, a los
problemas y retos que pueden acontecer. No te dejas llevar por las
olas, remas, remas y remas. No siempre a contra-corriente, pero sí
si no hay más remedio. Eso es estar viva.
Y
como declaro que estoy viva canto y dibujo igual que dibujaba sobre
la arena de la playa cuando era pequeña. Parecía algo inútil pero
hoy me libra de las pesadillas y me hace poder crear.
Al
crear creamos un mundo posible, con las vidas que quieran unirse, en
el puerto donde atraquemos.
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