miércoles, 3 de marzo de 2021

¿Por qué vivo aquí? ¿Soy "neorural" o sólo una cretina?

 ¿Qué hago aquí? 


 

Ha habido muchos momentos en mi vida en los que me he preguntado qué hacía en el lugar en el que vivía. A veces pienso que eso me pasa por meterme en el jardín de no vivir siempre en el mismo sitio...no lo sé.

Es difícil la respuesta porque tiene que ver con qué le pides a la vida, quién eres, para qué estamos en este mundo lleno de cosas tan hermosas y también otras tan terribles.

Ha habido momentos en los que esa pregunta era dolorosa, con toda una comunidad en contra que ni me saludaba por las mañanas.

Ha habido momentos en los que la respuesta tenía que ver con facilitar espacios en conflictos muy arraigados e injustos.

Ha habido momentos en los que simplemente lo disfrutaba y no me hacía esa pregunta.

Ha habido momentos en los que la respuesta era utilitarista (para conseguir algo más adelante), pero no era muy satisfactoria.

Ha habido momentos en los que esa pregunta era reflexiva y tenía que ver con qué vida quiero para mí y para el resto del mundo. Momentos de búsqueda.

Y hay otros momentos en los que, como ahora, pienso que la respuesta tiene que ver con cómo lo enfoquemos, con qué hagamos, estemos donde estemos.

En estos momentos vivo en eso que llamamos "mundo rural", aunque está claro como bien dice María Montesino, que esa categoría no tiene un único significado y que, en realidad, poco dicen ya de la realidad palabras como "urbano" y "rural" en un mundo en el que cuesta escaparse de las lógicas generales.

Es cierto que una se pregunta qué hace aquí primero desde un punto de vista productivo puesto que no me dedico (más allá de conservarlo, cuidarlo) al sector primario. Y te preguntas si no estarás colaborando en introducir prácticas ajenas...oh no...la pregunta maldita de la antropóloga interior. Esto me sucede, por ejemplo, con el transporte diario o con el uso de Internet. Al menos, eso es cierto, produzco aquello de lo que me caliento y algo de lo que me alimento, no es poco en estos tiempos de dependencias. También consumo lo que puedo en el territorio apoyando a personas que trabajan aquí.

 

También me pregunto a ratos cómo puedo colaborar donde vivo desde el punto de vista cultural. Como eso es a lo que me dedico (me ha costado años entender que quizá me ubico ahí, pero yo entiendo "cultura" de una manera muy amplia) esto sí que ha sido más central en mi vida y creo que, al menos, he contribuido a crear espacios diferentes, espacios de risa, conocimiento de cuentos y leyendas de origen rural (que hoy ya sé que es el origen de casi todas), de cuentos del otro lado del mundo que tienen mucho que decir aquí...de provocar encuentros, de aprender de las demás personas que viven aquí (a coser, a deshollinar, a desbrozar, a hacer una valla, en fin de todo). Ahí tengo un poco más clara mi "aportación" al lugar donde hoy vivo.                                                                               

 

 

 ¿Puede reconvertirse la casa de un esclavista en un lugar para el ocio compartido? 

¿Puede serlo sin contarse todo? ¿Qué es la cultura?

La respuesta complicada viene del lado de las relaciones y de eso que podríamos llamar política. Por un lado colaboro en organizaciones afines que no están en el pueblo donde vivo, pero en el fondo de mí pienso que sí es bueno que estemos personas de todas partes, ciudad o campo. En el "mundo rural" también hay problemas laborales, machismo o relaciones desiguales, por si alguien duda. 

Si, pero, ¿qué hago en el territorio? ¿Vivimos las personas "nuevas" aquí igual que en una urbanización a las afueras? Mi respuesta rápida es no, por todo lo expuesto anteriormente, pero sí que creo que podemos aportar aún más.

Ha habido mucho tiempo que me rebelaba contra la palabra "neorural" porque me parecía una especie de "mala imitación", de "exotismo"... de meter todo en un saco demasiado diverso. Pero bueno, nos entendemos con esa palabra porque en parte una de las respuestas a por qué vivo aquí claro que tiene que ver con que ahora mismo solo escucho las teclas del ordenador (nada de ambulancias, pitidos y gritos), con que se puede respirar y mirar a lo lejos, con que mi gato es casi un tigre en lo que hace todos los días, con que aparco fatal y da igual...vale sí, eso es un lujo. Pero, ¿sólo estoy aquí por eso? 

 

Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que todo depende de la actitud. Primero hay que asumir que eres nueva y que de la mayor parte de las cosas no tienes ni idea (como cuando vas a otro país o te adentras en una nueva "cultura") y que, por tanto, vas a ser en general torpe. Hay que cuidar la autoestima, reirse y aprender. También hay que aprovechar para entablar lazos y no olvidar contar  tu verdad con respeto. Yo puedo asumir que no sé nada de esto, pero también puedo tener una opinión desde el otro "lado". El compartir lo complejiza todo, pero también nos abre a nuevas posibilidades. Los "nuevos" puede que destruyamos, pero también podemos crear, la cuestión es cómo y qué. 

En este tiempo he conocido también a personas (digamos neorurales) que representan a esa "cretina" que sí que no quiero ser. Son personas a las que el cómo no les importa, ellas tienen razón y punto. Tratan a las vecinas que viven aquí como si fueran completamente ignorantes, pero nunca lo dicen claramente (si lo hicieran ellas podrían defenderse) y aunque aparentan hablar de cuestiones de "bien común" (ecologismo, cuidado) en realidad lo ven todo desde un punto de vista individualista. La existencia (real) de estas personas comprendo que "pone en alerta" a las personas que viven aquí desde hace mucho (o siempre) ante las que venimos. Estas personas hacen muy difícil la convivencia y aunque tengan placas solares jamás cambiarán el modelo energético porque para eso hay que hacer algo súper difícil: ponerse de acuerdo, manejar el consenso, pero también el disenso. 

Tengo mucho todavía de esas "cretinas", me salen prejuicios a borbotones cuando me enfado, pienso a veces de manera precipitada en el cambio como algo positivo (pensamiento típico urbanita), no entiendo los códigos y los juzgo como "bordes"...etc. Todavía me queda mucho trabajo, pero voy buscando las oportunidades de hacerlo, en eso creo que me diferencio en mi manera de estar aquí. 

Hace unos días que en mi pueblo estamos viviendo un debate creciente sobre diferentes parques eólicos y sobre uno en particular llamado "Garma Blanca" que afecta directamente a este territorio (sin ordenar sus usos, por cierto). Esto ha llevado a la búsqueda de información, a reuniones, a grupos de wsp, en fin, a una creciente movilización social (en la que no faltan evidentemente intereses particulares y partidistas) de las personas que vivimos aquí.

Con este tema de fondo constato cosas que tienen que ver con dónde vivo, con dónde he vivido y con cómo quiero vivirlo.

Por un lado aparece la cuestión de que las personas que lo vamos a sufrir directamente y el argumento de que "somos pocas". En seguida una se da cuenta de que no es lo mismo vivir esto en primera persona que hablar de "los pueblos indígenas" o "las poblaciones alejadas". Efectivamente, parece ser que el argumento de que esto es "tierra de nadie" (aunque esto no existe, en cuanto llegas al campo es lo primero que constatas) sirve para mandar allí todo aquello que es molesto, que no queremos ver, etc. Si en Madrid las fábricas están al sur aquí el suelo industrial parece que empezará a concentrarse en los valles. Típico. Esto para mí relaciona dónde vivo con dónde he vivido, un territorio que estaba marcado por la producción de palma africana para la exportación. Esos argumentos de "tierra de nadie" son muy peligrosos.

 


¿En Galápagos no vive nadie? 

¿Se puede dar de comer a la gente, al león marino y al pelícano? ¿Y a los turistas?

Luego está el tema del cómo, para mí siempre el centro de todo. Más allá de las desventajas que pudiera tener este modo de producción energética y de las ventajas  que bien conocemos (residuos, agua,  fuente renovable) cabe preguntarse por qué ciertas personas (pocas) con ciertos intereses (muchos) montan una empresa con apenas riesgo para meterse en renovables. ¿Por nuestro bien? ¿Hay "gato encerrado"? Esa es la pregunta incómoda, la pregunta política, la que te enemista con los intereses individuales que pudiera haber, con "las técnicas", la que hace que rápidamente el alcalde y el teniente de alcalde intenten dividir a las vecinas... y a esa pregunta puede contribuir nuestra historia como personas que hemos vivido en otros lugares y visto procesos similares. 

Aunque parezca que estamos aislados estos mega-proyectos nos recuerdan que formamos parte de un mismo mundo. Por supuesto de un mismo planeta que proteger, pero también de la misma humanidad y de un mismo espacio económico en el que a las grandes empresas les da igual moverse miles de kilómetros si les compensa y que, después, no pagarán los daños ni los desperfectos.

Cuando se reducen estos debates a cuestiones técnicas olvidamos para qué vivimos aquí y cómo nos están quitando nuestra capacidad de debatir, de aprender, de negociar, de ponernos de acuerdo...Algunas personas que conozco piensan que de eso va la democracia (pocas) con intereses sociales y de "bien común". Otras (la mayoría) lo ven como un simple espacio en el que enriquecerse. De eso va el debate. Por eso el cómo importa porque aunque yo no comparta todas las ideas veo los cómo: veo a gente que une y gente que divide, a gente que acepta sus limitaciones y escucha, a gente que impone, a gente que insulta y a gente que negocia...

Y ahí es cuándo resuelvo de qué va esto y ahí es cuándo resuelvo para qué estoy aquí: para hacer lo mismo que hacen muchas personas a lo largo del mundo.

Responder (con todas sus contradicciones) a todas aquellas instituciones que (como bien diría Kropotkin) en lugar de ser instrumentos se convierten en  receptores y representantes impidiendo el desarrollo de la solidaridad humana e impidiendo el acceso a la información, al que tienen derecho también las personas en el mundo rural. Si tenemos una carrera y somos unas privilegiadas (como yo lo soy) que sea para que otras puedan también aprender mutuamente, no para manipularlas de manera continua.

Tenemos que recordar a todas las instituciones (y colectivos) que son sólo instrumentos para conseguir que todas podamos vivir lo mejor posible, de manera digna, y no unas pocas "cretinas", porque queda muy bien en la foto. Y si no sirven que nos den la llave.

Cuando me dicen que soy una egoísta y que porque tengo dudas y que no quiero "sacrificarme por los demás" la pregunta es: ¿quiénes son los demás? ¿Cómo y para qué van a hacer todo esto? ¿Qué significa "sacrificarse"? ¿Qué es el "bien común" en un espacio mundial así?

En qué usamos la energía, cómo, si se reparte, a qué demanda responde, si provoca en otras partes del mundo daños ... esas son las preguntas relacionadas con la sociedad, la sostenibilidad y el verdadero cambio. Ese es el debate y es largo evidentemente.

Ese es el debate para hacer preguntas sobre las que crecer y no sobre las que dividir. Para apoyar a personas que quizá no hayan tenido oportunidad de demostrar todo lo que valen, para encontrar yo a otras que me apoyen (¡como todos los narradores as de cantabria!); para "simplemente" eso estamos aquí: para vivir con las demás a pesar de todo.


Y aquí seguimos.