martes, 6 de septiembre de 2016

¿Y qué tiene que ver ser mujer con los impuestos?





¿Y QUÉ TIENE QUE VER EL GÉNERO CON LA JUSTICIA FISCAL?

Mucho, mucho y no solo por el IVA a las compresas... 

Mañana, que ya es hoy en España, se celebra el día de la justicia fiscal y contra la evasión de impuestos. Un tema importantísimo en general, pero que especialmente lo es para las personas con mayores dificultades para llegar a fin de mes, y para la mayor parte de las familias del mundo: son familias que están formadas por mujeres, mejor dicho por una sola mujer con sus hijos e hijas.

No solo lo digo yo, ya que los estudios sociales y económicos deberían tener este hecho en cuenta. También lo dice el informe de Oxfam Intermon(" Ajustar la lente: fiscalidad desde un enfoque de género") al respecto:


Los sistemas tributarios y las políticas de gasto público presentan sesgos de género, afectando a mujeres y hombres de forma diferente sólo por el hecho de serlo. Esto incide en diversas decisiones, como por ejemplo: si la mujer trabaja de manera remunerada o no, cuánto tiempo decide dedicarle al trabajo remunerado, en qué trabaja, los hábitos de consumo personal, contribuyendo a profundizar o a reducir las desigualdades de género existentes. 

Ello se presenta, por ejemplo, cuando las personas que conviven en una misma unidad familiar y tienen ingresos deben realizar una declaración conjunta de impuestos, en la cual las rentas de todas y todos los miembros de la unidad familiar se suman. En estos casos, la persona que gana menos se ve perjudicada porque tiene que “sumar” sus ingresos a los ingresos de la persona que gana más y, por tanto, acaba pagando un tipo de gravamen (alícuota o porcentaje del impuesto) más alto del que le correspondería si hiciera una declaración individual.

Es decir, que las formas de consumo de las mujeres, que el modo de ahorrar, de tributar, de gastar o de preferir no se tiene en cuenta en el momento que los estados deben redistribuir lo recaudado. Asimismo, creo que no se insiste lo suficiente en que ese "marrón" que llamamos "cuidados" aunque se haga con mucho muchísimo gusto (que no siempre es así, porque no hay mayor obligación que ésta), no se puede negar que es un trabajo imprescindible para la Vida y que desde el punto de vista fiscal no cuenta (casi se seguiría tratando como "ilegal", "informal" y todas esas palabras medio feas) y desde el punto de vista de la seguridad social o seguros sociales no existe, no "cotiza" (fíjense bien en el matiz de la palabra: no sirve, no se gana nada).  

Si no cotizamos nosotros la vida humana no sé quién lo va a hacer, creo que los animales no humanos a estas alturas tienen buenas razones para no cotizarla. Lo que hacen las mujeres del mundo y que ellas, con buen criterio, consideran fundamental y en una gran mayoría aún como parte de su más íntima identidad no cuenta para el sistema económico. Creo que de la "casa" a la palabra "economía" solo le queda el nombre.

He conocido ya demasiados juicios sobre el modo en que las mujeres deben llevar su economía, sobre su pereza, dejadez, autoestima, estupidez, etc. y muy pocos relacionan el hecho de que hombres con corbata se lleven cantidades insólitas de dinero a lugares del mundo llamados "paraísos fiscales" para que nunca pueda llegar a manos de las primeras.

¿Por qué ningún sistema fiscal tiene en cuenta si son las que están al frente del hogar? ¿Seguimos pensando en un mundo lleno de hombres que mantienen los hogares y mujeres que los cuidan? Ese ya no es el mundo en el que vivimos, aunque, en cualquier caso, creo que cuidar también debería valorarse y pagarse. El mundo real es aquel en el que los trabajos están "mezclados" y que lo más frecuente es que esa mujer trabaje en el mismo lugar donde amamanta, cuida, cocina y limpia, por ejemplo, mediante una tienda, encargos, venta de útiles, venta de comida, etc. El mundo real del trabajo social y educativo, mayoritario en las mujeres, donde no se sabe cuándo empieza un horario y termina otro.

En la mayor parte de las ocasiones de la vida en la que se nos presenta un problema, como éste de la injusticia fiscal, debemos cambiar la perspectiva, poner la lente en otro punto,  y, de este modo, descubriremos cosas que nos parecían imposibles.

¿Sería imposible compensar por los cuidados? ¿Son realmente imposibles de cuantificar? ¿Es realmente imposible saber quién está detrás de la declaración de la renta?

Solo tenemos que querer, que creer que otra economía más cercana a la que el 90% de la población vive, hombres y mujeres, sea posible.

Y dejar al otro 10% que sí, que defienda lo suyo, pero sin que se coma nuestra comida que las abuelitas prepararon tan rica en ollas de cerámica.



Manuela hoy dólares tiene
por los ricos dulces que vendió.

Paga que paga las deudas.
Hoy cumplió.

 Llegó la noche  y quedaron
escasos cincuenta centavitos
que en su cajita guardó.

Sueña y sueña Manuela,
en sus horas lunares,

sueña en comprarse collares
sueña es ser reina de la fiesta
sueña en perderse en la selva
sueña en vestirse de gala
sueña en bailar sin sentarse
sueña en aprender sin cansarse.

Despierta de madrugada,
aún duermen acurrucados
entre abrigos y chupetes
son tres lindos dormiditos
que así parecen angelitos.

Cocina con hábiles manos
arroz y caldo:
si algo de pollo sobró
en el fondo ya se quedó.

Prepara las mochilas, 
limpia el piso, les da brillo...
los despierta con un beso.

Un beso limpio
que les dura el día entero
entre libros y cuadernos.

Hoy cada uno guarda un tesoro:
diez centavos para el receso.

Manuela ya no sueña,
sonríe al verlos,
se siente bella.

Y sin más pena vuelve a la calle
a amasar dulces,
a probar suerte,
a sostener su casa
moneda a moneda.
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1 comentario:

  1. Hacienda que te llevas las horas lunares: tienes nombre de mujer, pero un corazón de piedra con corbata de hombre gris

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