lunes, 2 de junio de 2014

Vidas paralelas

- Ciao cariño, pasa, pasa que éste es tu sitio.
- Buenos días
- Buenos días, dime, ¿has traído el currículum?
- Sí, aquí está.
-Muy bien, muy bien
- Pues mira buscamos a alguien activo como tú y sobre todo que cumple a la hora, que sea comprensiva y que no lleve los pantalones sucios. -

Su sonrisa le incomodaba un poco, estaba algo perpleja con esas palabras. Ni una sola pregunta sobre sus trabajos en servicios sociales que era por lo que suponía que estaba allí.

- Sí, bueno, claro.
. Estupendo. Déjame hacer unas gestiones y ya te llamo que tengo que terminar de entrevistar a más gente, pero vamos que eso es...eso es.
- Sonrió tímidamente y la mujer sin previo aviso le plantó dos besos en la cara mientras la despedía con cierta urgencia, pero excesiva amabilidad.

El aire de la calle la plantó en la realidad. No se lo podía creer...¡qué loca estaba aquella mujer! No había quien entendiese nada. ¿Había ido bien o no? Todo era absurdo, pero quería ese trabajo.

Mientras tanto en la oficina Amelia bajaba las persianas y echaba las cortinas. Se había asegurado antes de que la chica ya había bajado al metro.

Su cara expresaba seriedad y rectitud, nada que ver con su gesto afable y algo alocado como asistente de administración que pierde los papeles y cambia los currículum.

Quitó todos los posters y cogió una llave. Tenía que bajar  al maldito sótano a comprobar la mercancía y esas entrevistas no le dejaban ni un minuto libre.


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