Hay momentos en los que la garganta se atraganta
en los que las piernas ya no saltan
en los que las bocas ya no mandan.
La palabra que puede acariciar
se convierte en cuchillos
que afilados y sin lavar
hablan de sangre y sacrificios.
Quien adora tanto el sufrimiento
sin haberlo vivido
merecería callar
para dejar por fin hablar
a las que lo han padecido,
a los que no han olvidado,
a los que vivieron siempre callados.
Algunos quieren que vuelvan a estar callados los que siempre lo estuvieron. Te has sentido por unos momentos uno de ellos: no lo olvides
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCuanto más te leo más me gustas :)
ResponderEliminarGracias, mi jefa india :)
Eliminar