Ella tortuosa
de curvas sinuosas,
de calles con sorpresas.
Tiene tantos nombres
como todas las palabras
que olvidé
en el idioma sagrado.
Las volví a pronunciar
desde el hígado
y los huesos del corazón.
En ese mismo instante comprendí
los idiomas no estudiados.
Comprobé que los besos sin recibir
se transforman en pan duro.
Comprendí...
Los recuerdos pertenecen a los idiomas de los sueños.
Incomprensibles al despertar.
Y así pasan volando,
son libres viajando, escalando torres Gálata,
respirando aire salado.
Respiran (ohm...)
aspiran.
Nunca nunca huyen de la vida
que los creó
y resucita al soñar.
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