domingo, 10 de junio de 2012

Escapar de la suziedad

Hoy me he encontrado en mi antiguo cuaderno de viajes del verano pasado la siguiente cosa, que tiene pinta de estar escrita con rabia en momentos difíciles. Como mañana empiezo otra aventura me apetecía compartirla.


Yo no quiero que me lleves a casa.

No quiero que nunca más nadie me vuelva a repetir que ¿para qué? ¿para qué hago lo que hago? Todo ello es mi vida que construí, que lucho y que amo mucho antes de amarte.

No quiero que vuelvas a reír de lo que deseo, cada carcajada de ignorancia anuncia una escasa inteligencia.

Lo que quiero es más simple
(aunque forma parte del complejo deseo)

quiero que los abrazos de ánimo
no escondan ningún otro propósito

y quiero que entiendas a mi voz

a la vez dulce y a la vez seria
casi al mismo tiempo.

Quiero que nos riamos del cansancio,
pero que no dejemos de levantarnos.

Y que todo esto
nos cuide
nos guíe

como si no hubiese nadie fuera,
nadie mirando desde otros escenarios.

Noviembre, 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario