Ver la poesía a cada rato
en esa mujer que camina en su ranchito
y que mide cada palmo que no le regalaron.
Melena al viento,
ya son sesenta tacos,
pero bien brava y bien llevados.
Las canas muestran
que va amaneciendo.
Mientras espero el carro
que me transporte hacia otro viaje.
Lo confieso: a veces tengo miedo.
Miedo a las palabras.
Pero nunca miedo a la vida.
Busco un lugar en un mundo,
que a ratos no te merece,
que a ratos te salpica,
y otros te besa en la boca.
Junto a un río
que alejó a dos pueblos
y volvió a juntarlos
en la búsqueda de algo mejor.
Cinco niños y una mujer
subidos en la balsa,
saludan desde otro tiempo
junta maderas y nuevas ideas.
Hermoso Esmeraldas.
Me guiña un ojo entre sueños,
aunque despierto aún cansada.
